La solución colectiva: Crowdsourcing

La solución colectiva: Crowdsourcing

En un mundo lleno de reglas, la comunicación a veces se encuentra encerrada en las paredes de la tradición y la falta de riesgo. Por ello las organizaciones no pueden afrontar nuevos retos con soluciones trasnochadas, basadas en la falta de investigación, la nula participación y la no transparencia. El miedo a salirse de lo conocido y probado, aunque los resultados sean a veces mediocres, impide que las empresas e instituciones, consigan posiciones competitivas y lo que es peor, que no lleguen ni siquiera a sus públicos potenciales.

La antigua tendencia se basaba en la falta de información, el control total de esta, incluso en el interior de las propias organizaciones, según el escalón jerárquico. Sin embargo, en un mundo 2.0 esto ya cambió y, probablemente, para siempre. Al igual que para los humanos reconocer un problema públicamente es parte de la solución, por analogía, las empresas, los partidos políticos, las instituciones, deben probar a solucionar sus problemas con un concepto abierto, participativo. Esto, a priori, siempre da miedo por la pérdida de control, la exposición de información negativa, la pérdida de credibilidad… y es cierto, todos esos escollos son probables. Sin embargo, la exposición de los problemas y su apertura a amplias comunidades de personas para la solución de los mismos ya se hace con mucho éxito desde hace tiempo.

El crowdsourcing, concepto creado por Jeff Howe, es una experiencia aplicada desde hace varios años  en grandes  empresas como Lego, Mastercard o Sony, entre otras. La técnica consiste en utilizar la inteligencia colectiva conectada a la red para resolver desafíos a los que se enfrentan las marcas y obtener beneficios por ello. Las empresas logran aportaciones valiosas sobre sus problemas y los participantes, beneficios económicos. Sin entrar en el fondo de las implicaciones laborales e incluso de propiedad intelectual, a la hora de externalizar esta forma de trabajo, lo que nos interesa destacar es lo importante que es reconocer un problema e intentar solucionarlo con todas las herramientas posibles, y si en nuestra empresa no contamos con la suficiente capacidad para investigar, crear y aplicar, debemos buscar soluciones novedosas como  la externalización de la investigación, la creatividad o la comunicación, basándonos en la recompensa mutua, según resultados. De hecho, grandes instituciones de investigación como el MIT (Massachussets Institute of Technology), participan de esta fórmula y así abaratan costes. La farmacéutica Lilly creó la web Innocentive, Nestlé, Procter & Gamble o Boeing, también han recurrido al crowdsourcing. La clave está en la comunicación, en este caso colectiva.

 



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