09 Ago El poder de la comunicación inconsciente
Leyendo ‘Señales honestas’, el libro que ha publicado hace poco Alex Pentland, quien según la revista Newsweek será una de las cien personas más influyentes de este siglo, me viene a la memoria una conversación que mantuvimos con Eduardo Punset en una cena inolvidable en la que, entre otras cuestiones, nos hablaba de la importancia de la intuición como fuente de conocimiento. Punset hace referencia en su ‘Viaje al poder de la mente’ a la odisea del doctor Semmelweis, que antes de que se supiera la existencia de los microbios, estaba seguro de que lavarse las manos con agua clorada reducía notablemente las infecciones en los partos. No podía demostrar por qué, en unos tiempos en que la higiene era un factor desconocido, pero de algún modo intuía que de esa manera salvaba vidas. Cuenta Punset que Semmelweis terminó sus días en un manicomio, repudiado por sus colegas médicos. No creemos que Pentland vaya a correr una suerte tan funesta, aunque coincide con aquel médico húngaro en dar valor al conocimiento inconsciente.
Pentland parte del lenguaje no verbal para llegar a predecir decisiones individuales que vienen determinadas, según él, por el grupo al que se pertenece. Para explicarlo arranca de un concepto que ya hemos tratado en este blog en otras ocasiones: el lenguaje no verbal. Observemos a los animales para comprobar que emiten señales entre sí, que se comunican y toman decisiones colectivas. Señales que a veces no son perceptibles y que el propio ser humano también tendría antes de que surgiese el lenguaje verbal entre los de nuestra especie.
Está comúnmente aceptado por los expertos que nuestro subconsciente aún emite señales a través de gestos involuntarios que son percibidos de la misma manera inconsciente. Es como un canal distinto y paralelo al que usamos al hablar. La innovación de Pentland es un programa informático capaz de leer esos gestos casi imperceptibles. Da miedo, ¿eh?
Pero vayamos más allá aún. Si estamos de acuerdo en que el grupo, como ocurre con los animales, modifica el comportamiento del individuo, tal vez conociendo el grupo al que se adscribe la persona, definiendo exactamente el sector al que pertenece, se puede llegar a predecir su comportamiento. Antes era imposible conocer los datos suficientes para definir los denominadores comunes de individuos que ni siquiera estaban conectados entre si, pero las nuevas tecnologías, que nos permiten dar a conocer qué consumimos, cómo nos movemos… y las redes sociales, han cambiado todo esto y han permitido incluso un nuevo campo de estudio que nuestro protagonista de hoy denomina Ciencia de las redes. ¡Hasta qué punto la Comunicación, con mayúsculas, puede definir nuestro comportamiento!
Es seguro que nuestro admirado Punset conoce el trabajo de Pentland. Volviendo al principio, ambos coinciden en dar mayor importancia a la intuición como factor de conocimiento. “La mejor estrategia de toma de decisiones es centrarse en el descubrimiento de información y luego dejar que tu mente inconsciente `reconozca´ la mejor opción”. Pentland dixit.