12 Jul Coworking en Canarias. Compartir conocimiento
Hay situaciones que se dan en el mundo de la empresa que resumen una nueva filosofía de trabajo que busca innovar a través de procesos multidisciplinares. Son conceptos que surgen como resultado de poner a trabajar la imaginación y del convencimiento de que los procesos colaborativos son la mejor solución para los nuevos retos que plantean los mercados. Uno de esos conceptos es el coworking, una manera de compartir espacio de trabajo, costes, proyectos y fijarse unos objetivos comunes, que dan paso a un nuevo concepto de actividad empresarial. Básicamente, el coworking es el aprovechamiento de un espacio físico de trabajo, con un mobiliario adecuado y con todas las facilidades técnicas (teléfono, internet, agua, luz, etc.), que permitan crear un ambiente apropiado para sacarle beneficio a la colaboración entre quienes se asientan en ese espacio.
En sus inicios, en la década de 1990, el coworking sirvió para que empresarios freelance encontraran el sitio adecuado para establecer su oficina, pudiendo afrontar los gastos de mantenimiento puesto que se trataba de un espacio compartido. La iniciativa empezó a dar buenos resultados porque se iba constatando que de esa colaboración inicial de repartir gastos se pasaba a otra aún mejor, la de compartir ideas, creatividad e información para hacer negocio, aprovechando las sinergias que iban apareciendo.
Pero hoy ya no se piensa sólo en los freelance y hay que ir más allá, porque muchas empresas se han dado cuenta de las ventajas de pertenecer a un espacio de coworking, incluidas las canarias. Al dar cobijo a compañías de diferentes disciplinas, se crea un entramado que permite nuevas asociaciones productivas para las propias sociedades que recurren al coworking. Además, un valor de alta rentabilidad es aprovechar la experiencia y el conocimiento de otros que se especializan en campos diferentes y que se pueden complementar de forma mutua; es decir, crecen las posibilidades de éxito empresarial con la combinación de recursos de las entidades que forman parte de ese espacio en una apuesta colectiva por la innovación.
Canarias no es ajena a esta tendencia, ya que en las Islas empiezan a crearse lugares de coworking bajo la misma filosofía: aprovechar el conocimiento de quienes forman parte de ellos para el beneficio de todos los que los integran. Ejemplos los hay y para todos los gustos. En Gran Canaria, co-working-space, un modelo más tradicional de coworking, o en Tenerife, espacio coworking, posicionado más en esa nueva tendencia de integrar no sólo a freelance sino a empresas de mayor dimensión, y que, igual porque lo conocemos de cerca, nos sorprende por la calidad de sus instalaciones y el objetivo de conseguir un espacio de excelencia en innovación. Por último, destacamos una curiosidad, la colaboración de profesionales que se encuentran en espacios públicos, como es el caso de Autónomos que se encuentran en el TEA.
En definitiva, con el coworking las ventajas y las posibilidades de crecer aumentan por las razones ya dichas, porque estamos, prácticamente, ante un laboratorio de ideas y la primera de ellas es la de crear un entorno que facilite y fomente la comunicación entre integrantes de distintas disciplinas para obtener esas ideas y proyectos innovadores que aporten las claves que demandan las nuevas exigencias del mercado. A partir de ahí, todo son ventajas.