20 Oct Actitud en la comunicación
Para quienes se ocupan de la comunicación, la figura de Barack Obama constituye hoy una fuente inagotable de información, tanto para aprender como para detectar actitudes que bien pudieran haberse solventado de manera distinta a como se ha hecho, y en este blog se ha comentado. Sigue dando que hablar la concesión del Nobel de la Paz al presidente de Estados Unidos, casi nuevo en el cargo. Ya parece aclarado suficientemente que se ha llevado este galardón más por lo que tiene que hacer por la paz que por lo que ha hecho hasta ahora. Y es creencia extendida que la magnifica imagen que transmite le ha ayudado a obtenerlo.
En esto de la comunicación hay muchos factores a tener en cuenta para conseguir el efecto deseado. El dominio de la voz o de la mirada son algunos de ellos; también el aspecto general de quien comunica y la claridad del mensaje que quiere transmitir, especialmente si logra la credibilidad imprescindible para que llegue al mayor número de personas posible.
De Obama se ha dicho que ya es una marca propia, sintetizada en el conjunto de mensajes que envía, en las estrategias que maneja -asesorado por sus responsables de comunicación, obviamente-, en cómo se desenvuelve en cualquier ambiente, ya sea en una asamblea general de la ONU o en una hamburguesería… Pero lo más significativo es la actitud ante los distintos escenarios en los que se mueve, y ahí puede estar la clave en una buena comunicación, en saber adaptarse a cualquier circunstancia sin perder la vista, le referencia, en la meta fijada.
Hay personas que no necesitan saber nada de comunicación porque tienen unas cualidades innatas para practicarla; otras, no tanto. Las que están en el primer grupo son capaces de hacer llegar su mensaje porque, seguramente, lo que cuentan coincide con su talante, con su verdadera forma de ser, y esa es una ventaja frente a posibles competidores. ¿Quiere ésto decir que la autenticidad ayuda en la comunicación? Pues sí, porque es más sencillo comunicar algo en lo que se cree que lo contrario, aunque siempre cabe la posibilidad de llevar a cabo un buen entrenamiento, debidamente asesorado, para adquirir ciertas habilidades comunicativas.
Y por cerrar este post con Obama, el presidente de Estados Unidos ha recuperado una manera de mirar a la audiencia que sólo conseguían los mejores, con ese movimiento de cabeza a derecha e izquierda, imprimiendo veracidad a su discurso. Claro está que en los tiempos que corren una ayuda no viene mal, en este caso en forma de teleprompter, esas dos láminas de cristal transparente que se sitúan a cada lado suyo cada vez que tiene que hablar ante una audiencia. Muchos políticos las han usado y las usan, pero Obama se lleva la palma. Es una herramienta útil en la que apoyarse para llegar más lejos con el discurso que se quiere transmitir, aunque a veces le juegue una mala pasada…