La importancia del ‘quiero’

La importancia del ‘quiero’

Vamos a desvelarles una de las razones por las que nos gusta tanto nuestro trabajo: porque nos da la oportunidad de aprender continuamente. Hace unas pocas semanas Woll Consultores tuvo la oportunidad de participar en un foro empresarial sobre innovación organizado por la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife. La convocatoria fue un éxito, probablemente porque las empresas de las Islas son conscientes de que innovar y buscar nuevos nichos de mercado es una forma segura de progresar en tiempos de crisis. Vimos ejemplos de empresas que habían visto una oportunidad en el cultivo de algas para uso cosmético y llevaban a cabo su labor entre tanques de agua azulada y pequeños tubos de ensayo, inversores que se percataron de la cantidad de viajeros que buscan un destino donde hacer cicloturismo, o incluso alguien que había tenido la idea de empaquetar plátanos  en una atractiva cajita para que los turistas se los pudiesen llevar a sus casas (no, a nadie se le había ocurrido antes).

Presentamos a los asistentes a empresarios que apostaron por una idea o que creyeron en un proyecto en el que invirtieron más o menos capital, y siempre muchísimo esfuerzo. Pero además de ilusión y esfuerzo había otro elemento común en todos los que allí mostraron sus iniciativas: una enorme determinación. Y ese es, probablemente, el valor más importante para llevar a buen término cualquier proyecto empresarial. Es el valor del ‘quiero’ sobre la incógnita del ‘puedo’ que permite superar los obstáculos y sobreponerse a los inconvenientes que, casi siempre, van a surgir en el camino. El ‘quiero’ que está detrás de toda innovación que siempre va a constituir un valor intangible pero fundamental para las empresas.

Esa era una de las ideas fundamentales que la Cámara de Comercio quería trasladar en esas jornadas y justamente ese fue el objetivo de Woll en aquella cita, en la que prestábamos nuestros servicios de speaker. Canalizar aquellos valores que sustentaban las intervenciones para que se trasladasen nítidamente a los asistentes. Contextualizar el acto al que asistían más de 300 personas y establecer líneas de contacto entre público y ponentes para que hubiese en cada momento una comunicación fluida entre ambos. Esa es la misión que, a nuestro juicio,  debe tener un buen speaker, que deberá transmitir con eficacia los mensajes que sus clientes quieran resaltar y facilitar la comunicación eficaz entre participantes y asistentes a foros, charlas y debates. No diremos que es una labor sencilla pero sí que hay auditorios ante los que este trabajo resulta aún más gratificante. Este fue uno de ellos.

 



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