La sorpresa vende

La sorpresa vende

El ser humano es así, necesita estímulos, sobre todo porque se acostumbra rápidamente a casi cualquier cosa, convirtiéndola en rutina. A la comunicación le pasa lo mismo. Al principio nos esforzamos por captar la atención, y al final repetimos modelos y formularios casi standards.  Notas de prensa insulsas, entrevistas cliché, ruedas de prensa mortecinas  o en las que casi se puede hacer la noticia sin asistir a la misma (paradigmáticas son las de los futbolistas o entrenadores con mil y un tópicos).

En ese entorno, la sorpresa casi siempre es sinónimo de éxito, cuando no de toque de atención. Hay casos y casos. Por ejemplo, esta semana un sindicato de policías enviaba una nota de prensa, vía mail, en la que encabezaba con el anuncio de dimisión del comisario-jefe. Al abrir el correo se hablaba de las malas condiciones de la comisaría y nada de dimisiones. Reconozco que este es un ejemplo extremo y hasta cierto punto contraproducente, nada aconsejable, pero la sorpresa hizo que el redactor se fijara en el contenido. Mejor  ejemplo es el que leemos en el cada vez más referente blog Chica de la tele. Una forma de promocionar  la semana de los tiburones de Discovery Channel,  que consistió en enviar un pack con un bañador cortado por la mordida de un tiburón a los periodistas encargados de la información televisiva. La sorpresa estaba garantizada y con ella la atención. Aunque no debemos confundirnos, la sorpresa se trabaja y viene dada por una estrategia definida y unos objetivos perfectamente estudiados y marcados por alguien que sepa realmente qué es la verdadera comunicación.

 



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