El deporte como metáfora

El deporte como metáfora

La imagen recorrió todas las redacciones: Zapatero y Cameron, España y Reino Unido, corriendo juntos en un parque coreano. La foto dio que hablar; hoy lo sigue haciendo, ya ven ustedes, y se plantearon debates estéticos sobre si la imagen alejada del atleta elegante beneficiaba a ambos líderes o si no hubiese sido mejor llamar a los fotógrafos después de la ducha. En Woll creemos que es una muy buena imagen política, al margen del discutible gusto de quien eligiese las licras.

Tengo un amigo que odia el footing y que asegura que correr es de cobardes, pero, por suerte, a la mayoría de los ciudadanos el deporte les resulta atractivo. Una persona que corre  demuestra espíritu deportivo, disciplina y fuerza física, tres atributos valorados por la opinión pública a los que se une la cercanía que da ver a todo un líder mundial en chándal y zapatillas, sudando, como el resto de los mortales. Los asesores políticos lo saben y por eso nos estamos acostumbrando a ver a muchos altos cargos en estas lides, pero la imagen adquiere mucho más valor si añadimos un compañero de carrera con tirón mediático. La foto de Rodríguez Zapatero y Cameron corriendo por un parque se Seúl transmite un mensaje mucho más rentable que diez sesudos acuerdos económicos o financieros. La alegoría salta a la vista:  Zapatero y Cameron corren juntos, colaboran juntos, yendo en una misma dirección, con esfuerzo y afán de superación…, sudando la camiseta.

Nada es espontáneo en la comunicación a este nivel. Ambos sabían que ese trote al limón daría la vuelta al mundo y por eso la sudadera de Zapatero lleva los colores patrios y  Cameron tira de lema neohippy “England United, the World United”, “Inglaterra unida, el mundo unido”. Luego ya veremos qué le dicen en Escocia y Gales, por ejemplo, por no salir en la camiseta. En Canarias es el presidente del Gobierno quien más rentabiliza la metáfora deportiva, una metáfora que requiere sacrificios porque hay que estar en verdadera forma para correr varias  medias maratones al año en distintas islas del Archipiélago. Pero es una buena inversión en imagen pública, una inversión en sudor que el líder nacionalista paga aparentemente de buena gana. Es, insistimos, una manera excelente de lograr esa cercanía con los ciudadanos, tan apreciada en comunicación política, que se llevan la impresión de tener un presidente “en forma”.

Justamente esa impresión es la que busca Zapatero. Y Aznar en su día.  Ya nos hemos acostumbrado a ver a casi todos los políticos estadounidenses rentabilizando su imagen más deportiva, y en España aún son pocos: Aznar, Zapatero, Rivero… Pero aún no hemos visto, por ejemplo, cómo les sienta el chándal a los candidatos catalanes que ya están en campaña electoral. Hablando de carreras de fondo…

 



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