Cómo me pica la nariz

Cómo me pica la nariz

No,  si ya se veía venir. Ha sido emitirse el primer capítulo de Miénteme en televisión en abierto y abrirse la veda. Todos a ver si levantas una ceja cuando dices si, o encoges los hombros cuando dices no.
¡Estás mintiendo! ¡Te has tocado la nariz!
Perdón. Simplemente me pica.
De verdad que hay que compadecer a la Guardia Civil por el éxito de C.S.I., porque la ficción crea unas expectativas tan grandes que parece que todo se puede resolver en los 45 minutos que dura un capítulo.

Antes que nada, contestemos. No, no se puede convertir uno en un polígrafo humano con sólo acudir a un par de cursos de habilidades comunicativas.  Y, desde luego, tampoco te vas a  a transformar en un experto en mentir sin que se note. La comunicación no verbal (CNV), como habilidad comunicativa, está encaminada a transmitir el mensaje con mayor nitidez y precisión.  Si adoptamos la postura correcta frente a nuestro interlocutor y le transmitimos con gestos que le estamos prestando atención, será mucho más sencillo que escuche lo que queremos decir y, por supuesto, que podamos persuadirle. Si al conocer a alguien le miramos a los ojos y sonreímos, tendremos muchas más posibilidades de crear un entorno amistoso. Ya se sabe que no hay una segunda oportunidad para dar una buena primera impresión.

Son cuestiones que no por evidentes, están resueltas en nuestra comunicación diaria.  Los talleres de CNV ponen el acento en el conjunto de gestos que desarrollamos ante determinadas circunstancias, sobre todo en el ámbito laboral.  Se trata de crear una actitud, no de forzar a los participantes a levantar más o menos una ceja.

Dicho esto, no hay que negar que existen movimientos inconscientes que hacemos ante determinadas situaciones, pero también es verdad que muchas veces apenas duran un segundo. En este mundillo se conocen como microgestos o kines, y la mayoría de las ocasiones son muy difíciles de detectar. Además, hay muchos condicionantes que pueden variar el significado de un gesto, desde el entorno o las circunstancias que rodean al emisor, a su edad o su estado de ánimo.

Por ejemplo, siempre será más fácil pillar una mentira en un niño que en una persona adulta. Un truco clásico para detectar una mentira es comprobar si el que la dice se lleva las manos a la boca.  Los más pequeños harán el gesto más evidente, mientras que los adolescentes iniciarán el movimiento, pero probablemente  lo concluyan en una oreja o se mesen el pelo. Los adultos, con más experiencia en eso de las mentirijillas, harán movimientos más imperceptibles.  Aunque en esto, como en todo, hay quien tiene un talento innato.

La cuestión es observar esos movimientos y analizarlos con el resto del lenguaje corporal en su conjunto. Hay empresas que acuden a expertos en este tipo de lenguaje para que les acompañen en las negociaciones más importantes, pero incluso ellos no se detendrán en un gesto aislado.  Hay que estudiar un conjunto de ellos  para poder hacer un buen diagnóstico y eso seguro que lleva bastante más de los 45 minutos de un capítulo de televisión.

Nota: Por su interés recomendamos el artículo de EL PAÍS titulado Nobel de paz ¿o de comunicación? en la edición del 16 de octubre y que coincide en su esencia con la opinión que vertíamos hace solo unos días en este mismo blog.

 



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